Estar tan cerca de tu lado ausente
viéndole fieramente
diciéndole no, ándate broh
y él sigue quetesigue
con la ponzoña de clavo caliente
donde jirones secos forman la herida.
¡Figlio de una putana!, gritamos.
Mascalzone, digo...
Habrá de ser nomás una mina de guerra pasada
que al descuido vaya uno a pisar
por colocarla en el lugar de un tiempo
remoto
preciso
cancerbero
alvear.