martes, 9 de febrero de 2010

NI SUERTE NI DESGRACIA







No sabíamos nada del idílico Sur
donde todo es claro, verde y azul
y se decía que aún vivían jipis
que luchaban haraganamente
por mantener un sueño que no le
interesaba a nadie.

Tampoco nos preguntamos alguna vez
si de verdad existían esas sierras
que marcábamos aburridos sobre los mapas
con lapiceras rojas en la escuela.

Yo sabía de Luján.
Allí vivían mis tías.

Abel y Juan conocían Misiones
apenas de nombre.
Allá estában los Ríos que no se animaron
a darle la espalda a la pobreza cancerígena.

La familia del Negro Claudio
eran de La Matanza
y Monte Grande.

Nosotros vivíamos ahí,
en el monstruoso Conurbano,
donde la similitud es una constante
con sus leves diferencias:
Un árbol en Llavallol no se yergue
como otro árbol en Burzaco.

No tuvimos ni suerte ni desgracia.
Fuimos hijos de padres
que al salir del útero
se fueron al trabajo
y del trabajo a la muerte.

Nuestro mundo era la esquina
de Goyena y Manzanares.

Nuestros veranos,
una circularidad perfecta
que se recreaba.

3 comentarios:

Milo Pratt dijo...

Buena socio, me gustó el poema... tiene un tono bien espcial, un aire de nostalgia y de inconformidad...

"... luchaban haraganamente
por mantener un sueño que no le
interesaba a nadie."

"No tuvimos ni suerte ni desgracia.
Fuimos hijos de padres
que al salir del útero
se fueron al trabajo
y del trabajo a la muerte."

Esas partes me gustaron mucho... poder de síntesis y de evocación..

GÜena!

Milo Pratt dijo...

Che, sí todo sale bien, el viernes 12 harpe una lectura.. no sé donde sí por ahra, un amigo me está haciendo la movia' pero ahí te aviso bien donde y toa la onda!

un abrazo!

Canaria dijo...

como estas??
comova
mande un mail hace tiempo