martes, 18 de mayo de 2010

¡BALANCÍN, DE CABEZA!







 




Despertar como el niño más mimado,
con los cariños que no tardan,
gustoso de los juguetes que
los demás quizá no han tenido.

Pero algo faltó. Algo falta todavía.


Crecer y gustarse en el juego solitario de la guerra
donde lo más bello de hacer era morir
por la bala del enemigo imaginario:
Jugar a caer, a decir las últimas palabras: Exhalar el hálito.


Pero algo faltaba. Algo falta todavía.


Salir con la inexperiencia del miembro deseoso de aprender
y volverse punk en la ciudad perdida de los ejes del mundo,
corriendo a unos cuantos salames para pegarles y escapando
de otros piedrazos a la salida de un recital de “Siniestros de tu tumba”.


Pero algo, algo todavía… Sí… Faltar faltante faltando…


Luego la quietud.
Después, la que dijeron ineptitud;
para enroscarse en las palabras polisémicas,
inmiscuirse en los secretos y las verdades de los textos,
sin importar cuánto de todo eso fuera cierto…




Y aquí. Y ahora... Siempre así...


El hedonismo va bien con el anacronismo.
Y casi nada tiene solución.


Sólo, tal vez, el amor, sin final…
Emergente en todo momento.

2 comentarios:

Sil dijo...

Amor es aquello que nunca deberia faltar, pues sin el no hay casi nada

Che Pereyra dijo...

tal cual Sil!!! NO pudiste decirlo mejor!!

Como sentenció, buena y certeramente, Ernesto Guevara: "El amor es un acto político"

Y ustéd sabe qué significa eso de "político", seguro!

Seguís por las Uropas???? Cuándo viene a visitar(nos) Chile???

Abrazo grande.